Nosotros

Tan malditos por las letras como perdidos por ellas. Eme, Anna, Ársepa, Adela, Negro. Tienes permiso para ahondar en nuestra alma, en nuestros miedos. Conócenos.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Me echo de menos



Echo de menos despertar en mitad de la nada y sentir que lo tengo todo. Subirme al tejado más alto sin miedo, confiando en que al menos me quedarían seis vidas más si no lograse caer de pie.
Echo de menos decirme la verdad, asimilar mi vida de una maldita vez sin mojar la almohada. Sentir cada paso al frente sin importarme el de atrás, caminar con tacones sin doblarme un pie.
También echo de menos ser el maniquí del escaparate de mis sueños, ver pasar gente sin alma y sentirme orgullosa de la mía, tan poderosa que a veces le temo.
Ser capaz de cruzar la calle sin mirar dos veces, decidida; recorrer la última página de ese libro inacabado sin dejarlo para mañana.
Echo de menos estar llena de mí. Me echo de menos.

Eme.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Hoy puedo decir que tuve ese valor que tanta falta me hacía

A veces, cuando te veo dormir, pienso en como hubiera sido, como hubiera sido de diferente si no hubiera estado yo allí en ese momento, si no te hubiera conocido, si no me hubieras sonreído con esa sonrisa que tanto me encanta. ¿Cómo hubiera sido si no hubiera elegido esto?, esto, que es tan genial que casi no puedo describir con palabras, esto de lo que tu formas una pequeña y a la vez gran parte. Esto, porque no te imaginas lo que llegué a temer a tus labios entonces, ni lo que te deseaba casi incluso antes de conocerte, ni de lo que despertaste… No lo imaginas, o quizá sí, pero en lo único que pienso ahora mismo es en coger ese tren, ese puto tren que es uno de los motivos por los que no me atrevo a decirte esto.

Ese tren que me llevaría hasta tu boca, pasando por tu espalda y ese tren que cogería si tuviera el valor suficiente. Quizá mañana lo tenga, pero hoy no, hoy creo que solo tengo unas ganas infinitas de verte y de que seas eso que sigues siendo, lo que serás o lo que puede que dejes de ser. 




                                                                        Anna

martes, 23 de diciembre de 2014

Irás al Infierno

La mentira más dolorosa fuiste tú. Fuiste porque te has ido. Te has ido de toda mi rutina, de toda mi felicidad. Explotó mi corazón el día que mis ojos no te volvieron a ver, esperanzados, pobres, inquietos en busca de ventanas que te dejasen aparecer. Tantas emociones en dos cuerpos, en dos almas, en dos motores que se correspondían, y cada día se sentían más atados al amor, al coraje, a la vida... Y a la mentira. Tan luchadores que perdieron lo que nunca pensaron que podrían perder, confiados en victorias ilusorias, en lágrimas de felicidad (Y mentira)... Motores inconscientes. Yo incorformista, traicioné a mi orgullo derramando ríos en tu nombre, creando sequía en mi alma, en mi estúpida y hundida alma. Ay, el día que descubrí que no volverías, cuánto recordé y blasfemé para conseguir mi propia pseudo alegría.


De qué me sirvió darte tanto, de qué me sirvió ofrecerte mi cama. Falacias por tu boca fueron para mí, entonces, maravilla, ahora veo realidad, la que nunca quise ver y estuvo. Me dejé engañar por querer formar parte de tu lista de trofeos. El último a la izquierda, en el fondo del armario, donde no llega la luz e inunda el polvo. Ese es el mío. Esa soy yo. 


Mentira, mentira, mentira, mentira.


Ársepa

lunes, 22 de diciembre de 2014

Romance de la fosa hueca.

Os presento un poema de Antonio Carvajal, profesor de la Universidad de Granada, en relación con la búsqueda infructuosa de los restos de uno de los mayores poetas de este país, Federico García Lorca, espero que os guste y reflexiones sobre los grandes atropellos que se cometieron en aquellos años y siguientes.





Las piquetas de los sabios
cavan buscando esqueletos
donde señala el inglés
y callan los herederos.
Un hedor de carne antigua
atrae a hienas y a cuervos
pero los sabios trabajan
en un túnel de silencio
y no hay humano que estorbe
ni de cerca ni de lejos.
Va el agua de Aynadamar
vestida de crisantemos,
llenas las ingles de espuma
y juncos el entrecejo.
Cavan y cavan y cavan
los científicos y un ciego,
si Tiresias de secano
profeta de medio pelo,
recita un romance antiguo
con dobleces de misterio:
“Halla en mis ojos la luz,
ten de mis labios consejo.
Lo que buscas ya no está,
que lo ha devorado el tiempo.
Esta tierra lo que oculta
son los miserables restos
de la merendica pobre
de un esforzado labriego:
la chapa de una cerveza
y un zancajo de conejo”.
Los hijos de los que antaño
pusieron su curvo dedo
en gatillos de revólveres
y labios para el silencio
se relatan entre risas
el fracaso con estrépito.
Una sombra de sospecha
envuelve a cultos y a legos.
Sólo llora, y a escondidas,
la nieta del buen maestro
don Dióscoro Galindo
que sigue sin digno entierro.
Un eructo de gintónic
invade el monte desierto
mientras el inglés desnuda
de medallones su pecho
y le devuelve a la Junta
de Andalucía el sombrero
con escarapela blanca
y verde que un día le dieron
por ensartar mil rumores
sin fin y sin fundamento,
mientras algunos repiten
que allí cerca están los muertos,
en el barranco de Víznar
tiritando entre sus sueños.

Antonio Carvajal.



Negro.

Hogar, dulce hogar



La isla más bonita de tu cuerpo, el agua más dulce y el viento más cálido. La arena más suave, la sombra más acogedora, el hogar perfecto. Los lunares más visitados, los labios más besados y los ojos más callados.

Cualquier punzada en el pecho y cualquier latido de un corazón que no entiende otro idioma más allá del de tus manos. Enterrado en el mayor vacío de la indiferencia, reforzado de compasión, desobedeciendo a la paciencia. Un corazón perdido en la isla más bonita de tu cuerpo.

Eme.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Enero y sus eternos abrazos

Como la carcajada que interrumpe a las lágrimas, como el Sol que aparece de repente tras la tormenta, como tus abrazos en enero.
Enero es especial. Enero fue especial. Ese primer mes del año inundó mi alma de felicidad, aunque con un poco de frialdad.
Miradas que no decían nada y que bajo el Sol de enero lo decían todo, besos que cada vez se acercaban más al cariño, pero al de verdad. Sonrisas que insinuaban una vida juntos, aunque yo entonces no lo viera. Cada vez más complicidad (Aunque siempre hubo un poco de frialdad). Ese primer mes del año me sorprendió, me hizo tatuarme en mi cara esa sonrisa que hoy en día sigue brillando.
Enero, vuelves, te acercas. No puedo pedirte nada, me lo diste todo, aunque sé que me seguirás sorprendiendo como cada año. No me quites su risa ni su sonrisa, no me quites sus manos, no me quites sus infinitas caricias.


Vuélveme a abrazar enero. 





                                                                    Anna

martes, 16 de diciembre de 2014

Oxímoron

Dime dónde puedo encontrar un corazón nuevo, unos ojos que no lloren, un alma que no se deje corromper. Dime dónde puedo aparcar mis miedos, abandonar este sufrimiento, aprender a volar. Dímelo, antes de que mis rodillas mueran en su esfuerzo, antes de que mi cuerpo caiga al vacío, antes de que mi cabeza rebote contra el bordillo de la acera de esta tormentosa soledad. Esperpento, noches frías, y el cabello mojado, mirando hacia la nada en busca de algo. Pecadora. Cumplo condena por creer y querer morir creyendo. Lujuria, haciéndoselo a la vida, gula, atracón de llantos y pesadillas, avaricia, pedirle a la suerte que me bendiga, pereza, morirme dormida, ira, odiar esta mirada perdida, envidia, flaca y amarilla, soberbia, confiar en mí, sin ser yo quien confía. Cuánto dolor no ser, no poder defender mis proyectos, expresar mi agonía. Estar presente, pero en pasado. Atasco en mi venas, no corre la sangre. Muero sabiéndolo y sin impedirlo.

Muero convencida de algo que quiero, pero no está en mí. 
Llámese ελευθερία.


Ársepa

lunes, 15 de diciembre de 2014

Libertad y esclavitud.

Vivimos en una sociedad en la que presumimos de ser libres, aunque nosotros mismos, en nuestro interior sabemos, que no lo somos.

¿Cuántas veces haces lo que realmente quieres? Siempre estamos intentando complacer a los demás con nuestros actos para obtener algo de ellos, sin saber realmente si lo coneguiemos o no, ¿eso es ser libre o es ser esclavo de las personas que te rodean?

En nuestra vida diaria mantenemos que vivimos en una sociedad, en la que la libertad es un hecho y un derecho. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste lo que querías y no lo que debías hacer? A diario nos encontramos con situaciones así, somos esclavos de nuestro futuro, de la gente que nos rodea, de las tecnologías... Cada mañana nos levantamos y corremos a mirar nuestro teléfono esperando mensajes interesantes que una de cada cien veces, lo es; los otros no son más que absurdeces y aunque lo sepamos no podemos levantarnos y no mirar el teléfono, es algo sistemático.

Todas las redes sociales son escaparates de nuestras vidas, de nuestra esclavitud, por ejemplo si haces un viaje y no cuelgas las fotos en Facebook es como si no lo hubieras hecho, si vas a una fiesta y no pones fotos de ella, es como si no hubieras estado y si tienes pocas fotos o pocos amigos es como si no tuvieras vida social... que triste ¿no? Pensar que las redes sociales son nuestros muestrarios de vida, decidme si eso ¿no es ser esclavo de algo?

¿Seríamos capaces de vivir sin teléfono móvil, sin redes sociales, sin peloteos, sin necesidad de complacer a los demás? Si fueramos capacez seríamos de verdad personas LIBRES, pero como por desgracia parece que no podemos, seremos esclavos de ello y nuestra libertad solo existirá en nuestra imaginación, en nuestro pensamiento y a veces ni eso... Es un poco triste pero esta es la sociedad que nos rodea, en la que presumimos de algo que, si nos paramos a pensarlo lo perdimos hace ya mucho tiempo.


Negro.

sábado, 13 de diciembre de 2014

La última vez



Teniendo en cuenta que esta vez no hablaré de ti, habría que reconocer el mérito. Propongo que dejemos a un lado las miles de palabras bonitas que se me pasan por la cabeza cuando te despiertas, o contarte lo triste que me pongo cuando te quedas dormido y ya no hay ningún oído que se preste voluntario a mis tonterías. Ya no pienso hablar más de tu compañía a mi café, ni de lo loco y desenfrenado que mi corazón se siente cuando se trata de perseguirte.


Lo prometo. Una más de las nuestras. 


Eme.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

No se va a quedar nada por decir

Y en el momento en el que ella lo confesó no había nada que decir, o quizá aún estaba todo por decir. Quizá ese era el momento exacto y no era cierto aquello de que esa moneda, en esa fuente, había hecho que su deseo se cumpliera. Quizá era solo la seguridad que en ella había creado esa moneda al fondo de esa fuente, pero creo que no, creo que era el momento.


Ya no habría más días vacíos (aunque nunca lo fueron, desde que apareciste), caricias que no mostraban nada (las mías siempre lo hicieron), ni tampoco habría segundos en los que por un momento pensaba que todo me daba igual, que me daba igual tu reacción, tenía que decírtelo. Pero ya no habría de eso, no estaba nada dicho y eso era lo que más me gustaba. Ahora sí, ahora podría decirte miles de veces lo que sentía y sin miedo. Ya no me hacían falta más fuentes ni más monedas… Porque aunque nada estaba dicho, creo que a partir de ahora no se va a quedar nada por decir. 




                                                 Anna

martes, 9 de diciembre de 2014

Pecadora y adorada

Tan dormida en tu cara, 
tan despierta en mi alma. 
Tan húmeda, tan pura. 
¡Ay, tu boca! 
Amapola, otoño, rubí, manzana, rosa, atardecer. 
Pecado. 
Tortura evitar mirarla, pensarla, quererla. 
Malditos mis ojos, mi mente, mi motor. 
Dibujada, impura, tuya... 

Si fuera mía, boca no sería, droga, luz, armonía. 
Si fuera mía, boca no sería, placer, ternura, días.

¡Ay, tu boca junto a la mía!


Ársepa

domingo, 7 de diciembre de 2014

Querida alma:


Es como el agua que se derrama del vaso cuando éste está a rebosar. O como esa lágrima que ya no aguanta más. 
Ya no sé dónde está mi alma ni quién la acogerá, seguramente esta noche esté durmiendo en otra cama que no es la mía. Seguramente sea mi culpa por no mimarla como se merece.
Pero es tanto el dolor que ya ni me acuerdo de donde la dejo… A veces soy feliz con sentarme en el sofá y viajar a cualquiera de esos lugares que siempre hemos deseado. Suelo viajar sola porque es la única forma de sentirme acompañada. Sola desde que tú no estás… Aunque, si tú quisieras, querida, podríamos ser dos en una. Y no una partida en dos. Lo sé, entiendo que es difícil, tanto como permanecer de pie en mitad de una de nuestras peleas, esquivando de forma imposible los platos que nos tiramos.
A pesar de todo eso, te juro que siempre busco el placer de sentirte cerca, pero de tanto intentarlo se me agotan las ganas y… me rindo por cualquier esquina


Que me recuerde a ti.


Eme.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Me encanta como sonríen tus ojos

Los ojos más bonitos del mundo los tiene mi amiga María; Inocencia, nobleza, confianza.
A pesar de eso, me seguiría quedando con los tuyos.
Tus ojos han visto cosas que jamás nunca nadie ha llegado a ver. Me han visto a mí, me han visto ser yo. Me han descubierto y redescubierto miles de veces. Han visto atardeceres desde una ventana donde ahí dentro siempre hacía sol, aunque fuera lloviese. Han visto madrugadas frías de febrero bajo esa misma ventana. Me vieron decir la verdad, por una vez. Me vieron decirte la verdad.
Me vieron abrazarte susurrándome por dentro que eso no era un sueño (Estaba pasando, aunque hoy, después de casi trescientas madrugadas siga sin creérmelo).
Esos ojos son pura magia. La magia en la que siempre quise creer.
Tengo fe en tus ojos. Le tengo fe al brillo que desprenden cada vez que me miras y cada vez que te dejas querer un poco más. Me quedo con tus ojos porque son los únicos que incluso en este instante hacen que sienta el cosquilleo que inunda mi cuerpo cada vez que me miras.
Me quedo contigo.

Me encanta como sonríen tus ojos.



                                                     Anna

martes, 2 de diciembre de 2014

Perdiste carisma

Diciembre me hace daño. Diciembre me interrumpe el alma, me atormenta los sueños. Diciembre me pudre el corazón, me corrompe las ilusiones. Diciembre me congela las lágrimas. Es el fantasma que regresa y te acecha con sus pasiones incorruptas, con los deseos sucios, con los recuerdos marchitos. La colección de negativos se concentra, las penas rebosan por el quemazón de la memoria impotente y dolida. El mes que te recuerda lo que no pudiste hacer, el mes que te machaca con propósitos inviables y torturas diversas. Días perdidos por la compulsión y por caras muertas en vida, vivas por apariencia. Horas de preparativos y de vueltas en la cama.

Odio este mes, odio su hipocresía y su nombre. Siempre tan monótono, tan igual, la misma historia de surrealismo maltratado.

¿Dónde queda su magia? ¿Dónde perdí las ganas de su regreso? 

Yo no te quiero sin inocencia, sin pureza... Me prometiste cumplir mis deseos, alegrarme la existencia, perpetuar una sonrisa en mi alma. Yo creí, como creí en el destino. Tú me defraudaste, Diciembre, te llevaste mis sueños y los convertiste en nada, en vacío, en descampado. Cuántas esquirlas derramo en tu nombre. Ahora no me quedan ilusiones, ganas, solo maldiciones en tu nombre y en tus allegadas desdichas. Mi corazón corrompido por este miedo a tu venida, a tus necesidades y prejuicios... ¿Cómo quieres que te trate con respeto si me negaste tu ayuda? ¿Cómo confío si me fallaste cada año?

Otro año más, llegas para que odie un poco más.
                                    
                                                                            -Gracias, querido-.



Ársepa


lunes, 1 de diciembre de 2014

Celos

Vivimos en un país en el que los celos y la envidia son algo tan natural como el comer. ¿Quién no ha sentido celos alguna vez de los éxitos de otros o del que tiene lo que tú quieres tener?

Los celos están a la orden del del día, desde que nos levantamos, sentimos envidia de aquel que por ejemplo está durmiendo mientras uno se despierta. Vamos por la calle y vemos a parejas felices y sientes celos de esa persona que tiene lo que tú no; a mí me ha pasado, y mucho, la verdad.

Los celos y la envidia son esas dos fuerzas negativas, que nos impiden conseguir lo que queremos, si ves que alguien tiene lo que tú deseas, te frenas y empiezas a odiarlo, en vez de levantarte, ser fuerte y luchar por conseguirlo. Si todos pusieramos  de nuestra parte, podríamos ser mejores personas, ya que tendríamos más metas que superar y sentiríamos ilusiones, cosa que que hoy en día hace bastante falta, ya que vivimos en la era de la tecnología, y todo es virtual.

Piénsalo, ¿no crees que si en vez de quedarte parado, odiando al que tiene lo que tú deseas, te agarras los cojones, luchas y lo consigues? ¿No crees que sería mejor? Nada es imposible si nos lo proponemos, pero la cuestión es esa, proponérselo. Todo se ve mejor desde un mirador de desdén, odio, envidia y celos. Proponerse ilusiones, amores, aspiraciones y dejemos de envidiar al que ya lo tiene, porque de esa manera NUNCA lo conseguiremos, y viviremos en ese mirador, esa espiral sin fin, en la que lo único que pasa es el tiempo, nuestra vida, odiando....


Negro.