Teniendo en cuenta que esta vez no hablaré de ti, habría que
reconocer el mérito. Propongo que dejemos a un lado las miles de palabras
bonitas que se me pasan por la cabeza cuando te despiertas, o contarte lo triste
que me pongo cuando te quedas dormido y ya no hay ningún oído que se preste
voluntario a mis tonterías. Ya no pienso hablar más de tu compañía a mi café,
ni de lo loco y desenfrenado que mi corazón se siente cuando se trata de
perseguirte.
Lo prometo. Una más de las nuestras.
Eme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario