Goce probarte húmedo y ligero, erizado y celestial, disfrutarte con detenimiento, tu furtiva piel abismal, agasajarte sin tapujos, en tu espalda mi festejo personal. Verano ficticio en nuestra lasciva pompa, controlado invernadero (tu lengua sol, mi boca cultivo), invierno y lluvia nuestro sudor, nuestra saliva enternecida. En un vaivén terrenal, como barca en el mar, piernas en tensión, temblor ocasional, ganas y pasión. Gusto probarte desnudo en mi pecho, respirando tu perfume de miel y tentación, por mis venas sofocadas y mis vellos exaltados, mis rubores infinitos.
Comía tu cuello,
a veces,
tu piel despuntada.
Ársepa