Nosotros

Tan malditos por las letras como perdidos por ellas. Eme, Anna, Ársepa, Adela, Negro. Tienes permiso para ahondar en nuestra alma, en nuestros miedos. Conócenos.

jueves, 8 de enero de 2015

Bonita trinchera tu espalda

Moriremos de éxtasis entre velas y sonrisas abrumadas. Seremos la envidia de los que aman con pudor, con miedo, con celos. Nos mirarán con vergüenza selectiva, mientras, nosotros, desgarrándonos las bocas, enlazando manos ebrias de pasión, demostraremos que somos energía, una bomba atómica, una oración en futuro, una flor en permanente primavera. Viviremos sin barreras, en un campo de batalla constante, haciendo la guerra en la cama, luchando con rubores y vino... Entenderemos la lluvia como un juego de mantas y cariño, las noches como una suerte del destino, por eso de tener tu corazón en mi espalda, en mi pecho, en mi alma, tu ritmo, tu pulso, tu boca en mi cuello. Pasaremos tanta vida entre sueños y felicidad que no querremos más futuro; pausar esta maravilla, este pecado, para quedarme con tu sonrisa y tus ojeras matutinas, tus bostezos y tus cosquillas nocturnas. Quedarme contigo, ahora, para siempre, mirándonos todo y nada, sintiendo más de lo que creí que existía. El ahora para mañana, pasado mañana, para el día que batallemos en nuestra última guerra, que rebosemos de tanta sana agonía.


Ársepa 

jueves, 1 de enero de 2015

Tú, mi mayor debilidad

No siento frío si es entre tus brazos. Siento adrenalina en las noches frías donde tu cuerpo es mi abrigo y tu boca mi debilidad. Bendita debilidad. Esa que hizo que hoy, a dos grados bajo cero, no tenga frío. Esa que hizo que te descubriera y de paso que me redescubriera (Que tantísima falta me hacía). Esa que me hizo darme cuenta del verdadero valor que tenía ese momento, del verdadero valor que estabas teniendo en mi vida.
Tú, mi mayor debilidad. Llegaste para quedarte y ahora, totalmente redescubierta, no quiero que te vayas. No quiero volver a sentir frío si no es contigo, no quiero más vacíos ni más camas medio vacías.
Tú eres mi debilidad, la que siempre estuve esperando y con la que me encontré de frente en un pasillo cuando ya no esperaba ni quería esperar nada de nadie. Tú, que abriste todas mis ilusiones y todas mis puertas. Ahora no las quiero cerrar.


Creo que una debilidad nunca fue tan buena. Nunca existió una debilidad que hiciera que tus ojos se iluminaran, y a día de hoy, después de tanto, sigues siendo mi mayor debilidad. 





                                                                            Anna