Me acuerdo de todas las veces que dijiste que estarías aquí.
Y me hace gracia porque no lo estás.
Me acuerdo de todas
las ganas con las que me dejaste,
prometiendo que algún día acabarías con ellas.
Me acuerdo de cada vez que bajaste la mirada cuando yo solo
la estaba buscando.
Me acuerdo de esa puta voz ronca, silenciosa,
asumida dentro
de mí como uno de mis múltiples complejos.
Me acuerdo de ti,
de tu barba tentadora,
de tus ojos
penetrantes,
de tus manos mentirosas.
Me acuerdo de las pocas veces que fuimos de verdad,
de todos
los cigarros que dejamos sin apagar, ardientes por consumirse.
Como nosotros.
Me acuerdo de la primera vez que me sentí sola estando
contigo…
de tus manos frías,
de tus gestos esperados,
Y de mis sentidos cansados.
Eme.
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