Es como el agua que se derrama del vaso cuando éste está a
rebosar. O como esa lágrima que ya no aguanta más.
Ya no sé dónde está mi alma ni quién la acogerá, seguramente esta
noche esté durmiendo en otra cama que no es la mía. Seguramente sea mi culpa
por no mimarla como se merece.
Pero es tanto el dolor que ya ni me acuerdo de donde la
dejo… A veces soy feliz con sentarme en el sofá y viajar a cualquiera de esos
lugares que siempre hemos deseado. Suelo viajar sola porque es la única forma
de sentirme acompañada. Sola desde que tú no estás… Aunque, si tú quisieras,
querida, podríamos ser dos en una. Y no una partida en dos. Lo sé, entiendo que
es difícil, tanto como permanecer de pie en mitad de una de nuestras peleas, esquivando
de forma imposible los platos que nos tiramos.
A pesar de todo eso, te juro que siempre busco el placer de
sentirte cerca, pero de tanto intentarlo se me agotan las ganas y… me rindo por
cualquier esquina
Que me recuerde a ti.
Eme.
Un texto cargado de sentimiento.
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